jueves, 25 de julio de 2013

SOY MINERO I



CAPITULO 1: Sewell

La semana pasada el tema minero estuvo bastante presente. Aunque el lunes empezó la semana poniendo lavadoras y haciendo limpieza (habíamos vuelto el domingo de Algarrobo). Por la tarde fuimos a ver gratis una peli española al Centro Cultural de España. Todos los lunes a las 7.30 ponen un corto y una peli. No llegamos al corto, pero sí a la peli que empieza a las 8 menos cuarto: “Por qué se frotan las patitas” y resulta que la peli transcurre entre Sevilla y Barcelona. Y hablan andaluuu (morriña a jierro… con la ansiedad me comí los deditos y me los dejé en carne viva). A la vuelta teníamos planes con el resto de la colonia, iban a una disco que hay cerca de casa pero nosotras preferimos pasear y hablar. Ha habido muchos cambios en la vida de mi compañera y necesitaba tranquilidad, esa historia, cuando esté más calmada y ella me lo permita, podré contarla. Es una muchas de las consecuencias de venirse a la otra punta del mundo.

El martes fuimos a Sewell mi compañera, yo y un par de chicas chilenas de Chillán que subían al autobús en Rancagua.


Me encantan los camiones aquí, son preciosos. El conductor saludaba a tooodos los camiones con los que se cruzaba.





Sewell es un antiguo poblado minero, cuna de la minería en Chile, cerca de Rancagua, la capital de la región VI (Libertador General Bernardo O´Higgins). 






















































Fue una explotación americana, por eso el nombre de Sewell, aunque el tal señor Sewell solo puso la pasta y nunca pisó el precioso pueblecito a 2500 m de altitud (mas o menos). En el poblado metieron a lo más granado del campesinado de Rancagua para currar en la mina, y por otro lado y bien, pero que bien separados a los americanos que vivían como reyes, tenían de todo: fiestas, esquí, tenían hasta cocina eléctrica y estamos hablando de la primera mitad del siglo XX. Una locura. 







Después se fueron todos de allí, pero es interesante ver cómo vivían. Los solteros en los edificios de solteros y las familias en los de familias. Nos explicaron que trabajaban 12 horas al día siguiendo el sistema de “camas calientes” (uno dejaba la cama caliente para cuando el otro llegara), que a mi me pareció… poco higiénico, teniendo en cuenta que los pobres mineros chilenos tenían derecho a una ducha de agua caliente a la semana y que el agua fría allí está helada. Mientras caminábamos por las casitas no se me quitaba de la cabeza la canción soy minero y no es coñá, que empecé a tararearla y todo, no sé por qué...





Hospital a la izquierda, edificios oficiales a la derecha:


Casa de las familias: 


Pisitos de solteros: Cuando pillaban a un soltero saliendo de la habitación de una soltera se le preguntaba si iba en serio, y si era así, le iban reservando para casarse y darle un pisito de los familiares.   Pregunté si la chica tenía algo que decir. Me dijeron que no. 


Esta es una casa familiar, la verdad es que no estaba mal para la época, tenía cocina, varias habitaciones y un salón.



El paisaje es impresionante, yo no estoy en mi mejor momento, soy una mezcla de la mosca y farruquito:



Palitroque son LOS BOLOS!! 





No hay una foto en la que salga bien. La cámara y yo no teníamos un buen día.



La iglesia. Descubrí por allí a San Pancracio y me acordé, cómo no, de mi abuela, de su tienda y de pedirle un trabajito para tener dinerito (no es el patrón de las lukitas?? que me de algunas!) 






Museo de la minería: Esta gente tenían de to! 


ESPAÑA!!!













Después de levantarnos temprano, ir hasta Sewell, hacer la visita, comer en su club privado (una comida regulera) y traernos de vuelta a Santiago, llegamos a casa caminando desde unas 3 paradas de metro, más la distancia del metro a casa, un par de kilómetros. Una de las ideas que nos estuvimos planteando por el camino es que estaría muy bien trabajar en la mina, con turnos de 10x10 o 9x5 (trabajar 10 o 9 días seguidos y descansar 10 o 5 días seguidos). Se gana más y los días que no se trabaja se puede viajar. Lo habíamos hablado durante la comida con Ale, una de las chicas chilenas, y nos dijo que tenía un amigo en la mina, pero en el norte. Al día siguiente le enviamos nuestros currículums. Se los ha hecho llegar a este chico, aunque no tenemos noticias. Todo el mundo dice lo mismo: aquí las cosas van muy lentas. 
“pues a ver si se dan prisita, que mi visado y mi visa tienen un tiempo y unos fondos limitados señores… al lío!"


Siempre hay luz al final del túnel!!!




CONTINUARÁ... 

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